Una publicación compartida miles de veces en redes sociales desde el 31 de marzo señala que la vacuna contra la tuberculosis, o vacuna BCG, incluida en el calendario de inmunizaciones de la mayoría de los países del mundo, podría estar vinculada con una mayor resistencia al COVID-19. Si bien algunas investigaciones recientes sugieren una relación entre la vacuna BCG y una mayor inmunidad contra el nuevo coronavirus, y hay ensayos clínicos en curso, por ahora se trata solo de una hipótesis.

El origen de la información

AFP Factual realizó una búsqueda en Google incluyendo como términos clave a "Nigel Curtis", "vacuna BCG" y "ensayo de vacuna". El resultado condujo a un artículo publicado el 27 de marzo en el sitio de la Universidad de Melbourne, en el que se explica que la vacuna contra la tuberculosis se probaría en 4.000 trabajadores de la salud australianos que tratan a pacientes con coronavirus.

Un enlace en el artículo condujo al anuncio oficial de la iniciativa, publicado el mismo día por el Murdoch Children’s Research Institute de Melbourne (MCRI). Allí se informa que la investigación estará a cargo de Nigel Curtis, jefe de Enfermedades Infecciosas del MCRI. El investigador dice tener la esperanza de “ver una reducción en la prevalencia y la gravedad de los síntomas de COVID-19 en los trabajadores de la salud que reciban la vacuna BCG".

El origen directo de la información utilizada en la publicación viral, sin embargo, es un artículo que la agencia de noticias Bloomberg publicó dos días después, el 29 de marzo.

Entrevistado por ese medio, Nigel Curtis dice que la vacuna BCG "puede estimular el sistema inmunológico para que se defienda mejor contra una amplia variedad de infecciones diferentes, contra una gran variedad de virus y bacterias distintos de una manera mucho más generalizada".

Algunas de las publicaciones virales, por su parte, dicen que “además de ayudar a evitar la tuberculosis la vacuna refuerza el sistema inmunológico contra virus y bacterias”.

"No estaríamos haciendo esto si no pensáramos que podría funcionar", dice Curtis, citado por Bloomberg.

Los ensayos clínicos

Además de Australia, que comenzó el ensayo clínico el lunes 30 de marzo, se están desarrollando otros sobre trabajadores de la salud en Holanda y Estados Unidos, y pronto comenzará uno en Egipto y Colombia.

La hipótesis que guía todos los estudios es que la vacuna BCG podría reducir el contagio de trabajadores de la salud, y también la gravedad de los síntomas del COVID-19. Esto se debe, como señala el resumen del estudio que se está llevando a cabo en Holanda, “a que la vacuna BCG cuenta con efectos protectores no específicos contra otras infecciones del tracto respiratorio, mostrando reducciones significativas en la morbilidad y la mortalidad”.

Solo una hipótesis

Además de los ensayos clínicos mencionados, varias investigaciones que correlacionan la vacunación con BCG con menores tasas de contagio y mortalidad por coronavirus han sido publicadas desde el 24 de marzo en la plataforma de ciencias de la salud medRxiv. Son artículos preliminares que aún no cuentan con revisión por pares, un paso imprescindible para verificar la validez e idoneidad de una investigación científica, que consiste en someterla a la evaluación rigurosa de otros expertos en el mismo campo.

En su sitio, medRxiv explica que no se debe confiar en tales artículos “para guiar la práctica clínica o el comportamiento relacionado con la salud y no se deben publicar en los medios de comunicación como información establecida”. No obstante, algunos de los estudios disponibles en este sitio que relacionan la menor incidencia de COVID-19 entre quienes están vacunados con BCG han sido difundido en numerosos medios, no siempre aclarando en sus titulares que se trata de investigaciones preliminares.

Tras consultar un artículo publicado el 12 de abril en Forbes que advierte sobre la necesidad de disponer de resultados más concretos para considerar la vacuna BCG como un método de prevención o un factor de protección contra el COVID-19, AFP Factual se comunicó por correo electrónico con su autor, Madhukar Pai, director del Centro Internacional para la Tuberculosis McGill, de la Universidad McGill, Canadá.

El investigador da la bienvenida a los ensayos clínicos sobre trabajadores de la salud que acaban de comenzar en Australia y Holanda, pero en cambio se muestra muy crítico de las investigaciones en la plataforma medRxiv, en especial la llamada Correlación entre la política de vacunación universal de BCG y la reducción de la morbilidad y mortalidad para COVID-19: un estudio epidemiológico, publicada 24 de marzo.

Según dicho estudio, “los países sin políticas universales de vacunación con BCG (Italia, Holanda, EEUU) se han visto más gravemente afectados en comparación con los países con políticas de BCG universales y de larga data”.

Atlas mundial de la BCG

En la actualidad, hay políticas de vacunación con BCG a recién nacidos en la mayoría de los países del mundo, como se puede ver en el Atlas Mundial de la BCG, elaborado por un equipo liderado por Pai y actualizado por última vez en 2017. En otros países, como Estados Unidos y Canadá, se recomienda a determinados grupos de riesgo. En buena parte de Europa Occidental, la vacunación universal con BCG se detuvo.

Para Madhukar Pai, la falla de las investigaciones en medRxiv que correlacionan dicha vacuna con menores tasas de COVID-19 es que se basan en enfoques ecológicos: un tipo de estudio que toma a la población como unidad de análisis, dejando fuera la relación que hay en el individuo entre el factor de exposición a la enfermedad y su estado de salud.

“Los estudios ecológicos tienen serias fallas y están profundamente limitados en lo que pueden ofrecer” dijo Pai a AFP Factual. “En el mejor de los casos, pueden darnos una señal de lo que podría seguirse explorando”.

Pai explicó a AFP Factual que los datos en los que se basan dichos estudios son problemáticos: “La epidemia está evolucionando rápidamente, especialmente en países de bajos y medianos ingresos; hay confusión con las edades de administración de la vacuna y otras variables, como el motivo por el cual se administró inicialmente la BCG; hay falta de pruebas de COVID-19 en países de bajos ingresos con la consecuente subestimación de la incidencia, y grandes inconsistencias en la correlación observada: muchos países, como China, India, Corea del Sur, Japón e Irán, que dan la BCG, ahora tienen grandes brotes de COVID-19”.

Pai concuerda, en cambio, con el principio que guía los estudios clínicos en Australia y Holanda: “La BCG tiene efectos no específicos de estimulación inmunológica y además de la tuberculosis, protege contra la lepra, algo bien conocido (...) Pero no hay evidencia directa de que la BCG pueda proteger contra el coronavirus o muertes por COVID-19”.

El COVID-19 en México

Una de las publicaciones virales establece una relación entre la vacuna BCG, que se administra de manera obligatoria a los recién nacidos en México, y la supuesta lentitud con la cual el coronavirus se ha expandido en el país: “¿Por qué en México el Covid19 ha tardado tanto en expandirse? ¿Tienes esta marca de vacuna?”

AFP Factual se comunicó por teléfono con el médico infectólogo Alejandro Macías, integrante de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus en México.

“De ninguna manera se puede decir que en México la vacuna BCG nos esté protegiendo contra el COVID-19. No con los datos que tenemos”, dijo Macías. “Y la manera en que está entrando en el país no es necesariamente más lenta o rápida que en otros países. Los casos han ido en aumento. Lo que importa es qué tanta sobresaturación habrá de los sistemas de salud una vez que empiece la transmisión intensa o fase epidémica”.

El 21 de abril las autoridades mexicanas anunciaron que el país había ingresado a dicha fase -también llamada Fase 3- de la pandemia. A esa fecha había 8.722 casos confirmados de COVID-19 y 712 defunciones.

¿Qué dice la OMS?

Debido a la amplia difusión de la información respecto de que la vacuna BCG protegería contra el coronavirus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el 12 de abril un comunicado alertando contra la vacunación con BCG como método de prevención del COVID-19.

“No hay evidencia de que la vacuna Bacille Calmette-Guérin (BCG) proteja a las personas contra la infección con el virus COVID-19”, dice el comunicado. “Hay dos ensayos clínicos que abordan esta cuestión y la OMS evaluará la evidencia cuando esté disponible. En ausencia de evidencia, la OMS no recomienda la vacuna BCG para la prevención de COVID-19”.

Respecto de los estudios preliminares, la OMS aclaró que “dichos estudios ecológicos tienden a tener sesgos significativos (...) incluidas las diferencias en la demografía nacional y los casos de la enfermedad, las tasas de prueba para las infecciones por el virus COVID-19 y la etapa en la que se encuentra la pandemia en cada país”.

En conclusión, si bien es cierto, como dice la publicación viral, que han comenzado ensayos clínicos sobre personal de la salud en Australia para investigar si la vacuna BCG puede reducir la incidencia y severidad del COVID-19, faltan meses para que se den a conocer los resultados. Por su parte, la OMS, que apoya ese y otros ensayos clínicos, niega que exista evidencia de que la BCG proteja a las personas contra el COVID-19 y no recomienda su aplicación como medida de prevención.

*Esta verificación fue realizada en base a la información científica y oficial sobre el nuevo coronavirus disponible a la fecha de esta publicación.